Si tenemos en cuenta una tabla de colores de una tienda de pintura, la que nos enseñan para escoger de qué color queremos las paredes de una habitación, podremos comprobar que pasando de uno a otro (de color), cambian de forma suave, sin sobresaltos (como sería del amarillo al rojo).

 Podremos guiarnos, gracias a una de estas tablas, y conjuntar de esta manera los colores de nuestras prendas.

Aun sabiendo que existen posibilidades en la mezcla de colores vivos, y que en ocasiones se complementan perfectamente, si seguimos una de estas tablas de colores no nos equivocaremos casi nunca.

Son muchas las ocasiones en las que una chica describe su ropa empezando por los colores, por lo que creo que deberíamos comenzar por aquí.